La llegada del buen tiempo pone en primera línea los tonos claros, como en este salón, los colores blancos, hueso, beige, los tonos perla…
En este caso la totalidad del salón está decorado en una amplia gama de tonalidades que parten del mismo punto, y viajan hasta el brillo, el mate y las texturas.
El papel pintado con el que está decorada la pared crea unos sutiles dibujos muy elegantes que confieren a la estancia un toque de finura y delicadeza.
Los enormes ventanales, frente a los que está colocada la zona de comedor, permiten la entrada de un enorme chorro de luz natural, que saca el relieve de las texturas que decoran la estancia.
Fotografías: Laura Ashley